domingo, 24 de enero de 2010

Días 8 , 9 y 10: Fin de semana de retos

El título elegido para este post no es nada exagerado, os lo aseguro. El viernes tenía una fiesta de cumpleaños de mi amigo E. Suponía toda una prueba de fuego para mí por la cuestión de la dieta. El primer reto fue que hice un bizcocho para llevar a la fiesta. A mí el dulce no me tienta especialmente y los ingredientes en crudo (harina, huevo, yogur, azúcar, levadura...) tampoco suponían un peligro. Lo hice y no hubo problema.
Luego me preparé bien para no pecar durante la fiesta con varios trucos: cenar en casa, comer Torsadines boloñesa que me encantan, comerme una buena cantidad de verduras que me dejasen saciada, y llevarme una bolsita de snacks de queso por si se alargaba la noche y me entraba el hambre.
Así lo hice. Primero, claro está me cociné un brócoli al microondas con lo habitual (pimentón de la vera, sal Maldon y un poco de aceite); luego me comí pimientos verdes con un toque de curry; y luego los torsadines. Al llegar a la fiesta la verdad es que estaba muy llena. Pero cuando pasó por delante de mí una bandeja de nachos con guacamole, nata, frijoles y carne molida casi me caigo de culo. Menos mal que en realidad no tenía hambre. Si no no sé si hubiera podido aguantar. En fin, que me pasé la noche alejada de la mesa, en la zona de los sofás. Se me hizo más duro, y nunca lo habría imaginado, no estar tomando algún refresco o algo que también me llenara. Al parecer no se puede tomar ni coca cola (light o de ningún tipo) ni bebidas con gas. Y claro... estar 3 horas en una fiesta bebiendo sólo agua deprime un poco. Pero bien, lo llevé dignamente. Los snacks de queso me supieron a gloria y me ayudaron a aguantar un poco más.
Al día siguiente, después de clase, pasé por el mercado. Compré coliflor, brócoli, calabacines, pimientos, champiñones, varios tipos de lechuga... y orégano y albahaca a granel. Esa tarde también tenía planes: a las 18.00 ir a ver el partido del Gran Canaria de Baloncesto, y luego a las 20.30 horas, acudir al concierto en el Auditorio de la London Philarmonic Orchestra, con una pianista de lujo, Mitsuko Uchida. Así que me llevé un tupper con unos creppes, que merendé en la media parte del encuentro, y una tortilla, por si se les ocurría a mis amigos ir a cenar y yo tenía que improvisar. El Granca ganó en un partido de infarto y el concierto estuvo muy bien, sobre todo por la solista japonesa. Al terminar mi amigo J. recibió una llamada de unos conocidos que estaban en una pizzería empezando a pedir para cenar. Me armé de valor y él y mi amiga M. me acompañaron al coche y allí me comí mi tortilla, acompañada de un par de grisines. De ahí llegamos a la pizzería y con la excusa de "yo ya he cenado", me pasé la cena tomando agua mientras ellos se compartían una ensalada de pollo, un carpaccio de buey, y dos pizzas que olían muy bien. Todavía no entiendo cómo pude aguantar eso. Intentaba mirar a los ojos de los de la mesa, evitar la mirada al plato de pizza, e intentaba llenarme con agua. Al salir del restaurante mis amigos querían ir a un concierto, en un bar de copas. Pero entre que estaba cansada y que me deprimía la idea de seguir más horas bebiendo agua y sólo agua, decidí irme a mi casa. Bastante había aguantado. Cuando llegué a casa lo primero que hice fue asaltar la bolsita de snacks de queso. Benditos sean.

Hoy domingo me levanté temprano y estuve haciendo caldo de coliflor para tenerlo para las creppes, los risottos y las tortillas, que así están más sabrosos.Desayuné mis tostadas y me comí, además de la coliflor hervida, un risotto de gambas que me quedó en su punto. Por la tarde me comí 6 snacks de queso porque me parecía muy pronto para merendar. Y la cena prevista es ensalada y luego una crema de champiñones, que me encanta.
Mañana lunes es el gran día. Tengo cita con el médico para pesarme. :S

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